Desde que soy ama de casa
me levanto antes que cuando trabajaba, a las 7:00, preparo el primer café que
me da la vida y me transforma en un ser sociable capaz de comunicarme sin
necesidad de gruñir, antes del primer café es mejor no hablarme, mi familia lo
sabe y lo acepta, lo que no impide que mis hijos dejen de hablar, se levantan
con una verborrea incesante, pero yo no me inmuto ni contesto, camino por la
casa ordenando los juguetes los cojines, calladita y sin quejarme , porque no
me puedo sentar tranquila si está todo por ahí tirado ,mientras se hace el café,
el padre de las criaturas prepara los cereales, las tostadas y lo más importante
les contesta, habla con ellos, así que me dejan un rato más en ese letargo que
provoca la falta de cafeína, una vez he ingerido la primera dosis tardo 5 unos
minutos en reaccionar preparo la merienda que requiere la primera pregunta
¿manzana o bocadillo? después de la recomendación de la OMS, me digo :¿para qué
le pregunto? y le pongo la manzana.
La cafeína ya corre por mis venas
y puedo empezar a dar instrucciones a mi hija para que no olvide la bolsa de
gimnasia o la de natación, la carpeta de los deberes, la merienda o el abrigo;
mientras tanto voy vistiendo a mi hijo pequeño para que lo lleve su padre o
para llevarlo yo, depende del día, cuando no me toca a mí espero en silencio
impacientemente a que se vayan y cierren la puerta, ¡que momento tan dichoso!
¡por fin sola! para celebrarlo rapidito preparo otro café y empiezo con la
lista mental de las innumerables tareas que van a ocupar las primeras horas del
día , hasta aquí no parece que haya ventajas pero el segundo café ya sola, es
francamente el mejor del día, sin duda, disfrutando del silencio, de la calma de
mi casa vacía , después en encender la radio paso como un torbellino por
las habitaciones recogiendo arreglando ordenando mientras pienso que voy a
preparar para comer y para cenar, todo depende de si tengo o no clase de alemán
, de lo que tengo en la nevera, del tiempo que tengo para comprar, y de lo que
se me antoje; es esa otra ventaja aquí se come lo que yo quiero, que para algo
cocino, no digo que no tenga en cuenta las preferencias de los niños, pero tengo
suerte por que comen de todo y su padre es muy agradecido, todo le
gusta,
así que
generalmente da gusto cocinar , se lo comen todo, eso motiva, aún así cada tres
semanas sufro una crisis de aburrimiento en la cocina y tengo que inventar algo
o ponerme a mirar recetas nuevas. Segundo paso: la compra, no sé como lo hago pero voy cada día,
siempre me falta algo, me organizo fatal y generalmente cambio el menú a
última hora, así pues necesito comprar, ¿ será que soy adicta a la compra de
supermercado ? o quizás me gusta estar rodeada de gente que no habla conmigo
¡que bien se hace la compra sola! sin niños que hablan, piden o te montan un
numerito en medio del pasillo, mientras los suizos te observan y se quedan
perplejos ante tan horrible exhibición. Ellos atemorizados ante la inminente
invasión de nuestras poco respetuosas costumbres, te avisan fulminándote con
sus miradas; Los helvéticos no regañan, no gritan, yo diría que ni hablan,
emiten instrucciones por telepatía y las proyectan con su fría y azulada
mirada sobre los niños hasta que los someten y obedecen
silenciosamente.
El ejemplo de las huestes invasoras del sur es muy pernicioso para sus vástagos , lo entiendo a mi también me gustan los niños disciplinados y silenciosos, admito que quiero aprender, ese método, tiene muchas ventajas la primera no te desgastas, la segunda no das la nota y la tercera me llenaría de orgullo y satisfacción que obedecieran a la primera .
El ejemplo de las huestes invasoras del sur es muy pernicioso para sus vástagos , lo entiendo a mi también me gustan los niños disciplinados y silenciosos, admito que quiero aprender, ese método, tiene muchas ventajas la primera no te desgastas, la segunda no das la nota y la tercera me llenaría de orgullo y satisfacción que obedecieran a la primera .
No hay comentarios:
Publicar un comentario