miércoles, 14 de noviembre de 2012

tolerancia 0

Estos suizos o suizos de segunda generación cada día me dan más material para escribir, os cuento, hoy he ido a la compra con mi pequeñín, que por cierto se ha portado muy bien, según mis parámetros de madre latina consentidora, el caso es que Antonio iba fuera del carrito pero siguiéndome de cerca y sin rechistar, de repente un septuagenario, sin reflejos suficientes para esquivar un obstáculo de casi un metro, por lo que deduzco que debe tragarse muchos pivotes en las pulcras calles de Zurich, casi tropieza y ese obstáculo insalvable que era mi bebe, y el muy estúpido va y me dice que lleve al niño atado! Será desgraciado, sólo porque el no es capaz de asumir las limitaciones de su corta vista y muy deteriorada psicomotricidad, yo no le he mandado a la mierda  por que no sabíahacerlo en dialecto , pero hoy aprendo a hacerlo en suizo;  ahí no queda la cosa, luego he pasado por el otro súper y había unas naranjas de buen aspecto, he entrado y he comprado, mientras me afanaba en pagar, Antonio estaba sienta sentadito y callandito justo detrás de mí y una vieja va y me dice que mueva el carro! Que le molesta .Yo aún no había pagado y esa bruja tenía tanta prisa por pagar, que aún viéndome con el monedero en la mano y recogiendo unas monedas que se me habían caído, le dice a la cajera que yo no la dejo pasar!  Esta vez no me he callado y como dice la Pantoja:" dientes" y la he llamado maldita zorra! Claro que no se ha enterado pero yo me he desahogado un poquito, estas son dos anécdotas con viejos pero tengo más, lo que pasa es que me ponen de muy malhumor, me hacen sentir muy impotente por que todavía no les puedo contestar como se merecen, la mayoría son intransigentes, intolerantes y racistas, el estreñimiento y otros achaques acentúan su ya conocido mal humor
El otro día estaba en Portugal, país amigo, no por que quieran a los españoles que de eso nada, sino por que somos, en estos temas, más parecidos, más tolerantes con el prójimo no esperamos la perfección, por que no nos creemos perfectos y somos consecuentes, en Lisboa y en Ibiza dejas el carrito del niño en el pasillo del súper y nadie te asesina con la mirada! Aunque como aquí vivo esperando siempre esa mirada despreciativa, acostumbrada ya a estos asquerosos viejos de aquí, fui corriendo a quitar el carrito! Y le dije disculpe a un señora, ella muy amable con una sonrisa comprensiva, como las que no veo aquí, me dijo no pasa nada y yo le di las gracias! Me puse contenta! Se lo dije a Paulo, que como siempre me dijo que exageraba ,y pensé hay que salir de allí antes de que nos amarguen....

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